Por Eugenia Montalván Colón
Sin Título. Tienda para campamento,
tapizada en el interior con réplicas de
pinturas coloniales al óleo del S. XVII.
Año: 2001.
El artista Darío Escobar (Guatemala, 1971) hizo su primera exposición individual hace apenas dos años en la Galería Sol del Río en la ciudad de Guatemala, pero con tan buen tino que cuando menos este año participa como invitado especial en una selectiva muestra que tendrá lugar en Canadá con 15 artistas más de todo el mundo, y luego estará en la exhibición “Mesoamérica: Oscilaciones y Artificios”, que se inaugura en octubre en el prestigioso Centro Atlántico de Arte Moderno en las Islas Canarias, España.
También en el 2002 estará en la Feria Internacional de París como artista exclusivo de la galería Adriana Schmidt (Colonia, Alemania), la cual le publicará un libro edición alemán – inglés escrito por Vivian Loría, corresponsal para Centroamérica de la revista española Lápiz, y el escritor, curador y crítico de arte Ariel Ribeaux, y que incluirá además una discusión -sobre el deseo- gestada, procesada y concluida en internet entre Darío y el artista argentino Fabián Marcaccio.
Darío Escobar produce lo justo. A la fecha tendrá 20 ó 30 piezas, no más; la mayoría con un costo de producción alto, de alrededor de 3 mil dólares; cuando menos eso costó una de sus emblemáticas series de patines del diablo revestidos con plata repujada.
98% fat free calories.
Materiales diversos
pieza única.
De las artes visuales, Darío dice que (en gran parte) han sido simplemente el soporte de las ideologías que han dominado en América Latina, y él, por lo tanto, contrapone su obra a esa vieja retórica produciendo objetos que ante todo son readaptaciones oníricas de la filosofía cristiana que aprendió de niño de su abuela paterna, quien acostumbra rezar el ángelus y abogar en la Iglesia por sus muertos, un contexto familiar que determinó en gran parte su visión del mundo real, así que cuando tuvieron lugar las primeras exposiciones de arte registradas en la historia contemporánea -mediados de los ochenta aproximadamente-, muy probablemente Darío asistía fervoroso a misa y en Navidad arrullaba al Niño Dios. Escobar se ubica en la historia del arte en Guatemala a partir del año 2000, y es uno de los creadores más activos de la corriente actual. Ésta que tiene una fuerte dosis de sentido crítico y demandante “escondida bajo la barrera de la marginalidad, ocupando el centro de la ciudad como campo de batalla”, pero que a su vez tiene un círculo amplio de creadores experimentados y experimentadores en torno a Colloquia, proyecto para el arte contemporáneo, asociación que preside actualmente el propio Darío Escobar y que con recursos otorgados por fundaciones internacionales como Hivos, presenta en sus instalaciones, exposiciones y performances, además de publicar libros de literatura y catálogos de arte.
El fotógrafo Luis González Palma (n.1957), A-1 53167 (n. 1964), realizador de acciones cotidianas, premiado en la Bienal de Venecia, el pintor Moisés Barrios (n. 1946), la poeta y perfomancera Regina José Galindo (n. 1974), entre otros artistas con importante presencia en bienales y ferias internacionales, conforman la escena en la que Darío se ha adentrado con sus meticulosos objetos y una personalidad picante a la vez atrayente y pesada.
Escobar presentará una segunda muestra con su primer galerista, Víctor Martínez, en la Sol del Río, quien además de la galería privada en una gran casa, cuenta con dos salones en el Hotel Intercontinental, espacio que se presta perfectamente para una jugada maestra en términos de mercadotecnia, y que consiste en ofrecer atractivos descuentos en piezas de “fin de temporada” –como si de piezas de ropa se tratara- y en ofrecer gangas a 999.99 dólares, jugando con el gancho comercial de las tiendas de baratija que en Guatemala venden todo a 9.99 quetzales (el tipo de cambio con el dólar está al 8 x 1).
¡Happy birthday to you!.
Acción realizada dentro del
marco de la muestra "Short
Stories", Milán, Italia,
(La acción consistió en repartir
el día de la inauguración estos
bonetes al público.). Edición
ilimitada. 2001.
Así, corta tajantemente con las ideologías de izquierda de los artistas de una generación anterior a él, de la cual los nombres celebres son Luis González Palma y Moisés Barrios.
¿Han influenciado González Palma y Moisés Barrios a los artistas de tu generación?
-Yo los veo como un punto de partida; evidentemente por la época que a ellos les tocó vivir tienen otros procedimientos para articular su trabajo y otras obsesiones.
¿Y tú, por lo pronto, pintaste tu ralla?
-Realmente me interesa más dedicarme a investigar mi propio asunto dentro de las artes visuales a nivel estético que tratar de agruparme o establecer puntos en común con otros artistas. Definitivamente no existen divorcios, sino pequeñas separaciones que te permiten oxigenar la relación con los antecesores.
-Por lo que sé, ellos lograron abrir mercado desde que empezaron.
-La venta siempre es un asunto del que pocos quieren hablar, pero la verdad es que todos tratamos de vender. Digamos que mi generación fue la que rompió con ese pensamiento de izquierda arraigado que consideraba que lo bueno no se vende y lo malo siempre se vende. Pienso que la responsabilidad del artista termina cuando su obra sale del taller, el resto ya es responsabilidad del galerista, del curador, comisario, etc. Y a propósito de tu pregunta me dejas pensando que hasta ahora no sé quienes son los artistas de mi generación.
Prácticamente no tienes quórum, entonces.
-Cronológicamente puede ser Aníbal López el más próximo a mí, pero la verdad es que oscilo entre dos grupos. Soy muy amigo de Moisés, de Luis, de Regina José Galindo, y de Aníbal López, por supuesto, pero nunca he tomado partido específico. Me siento más allegado a los artistas de Costa Rica, donde de hecho me conocen un poquito más que acá. Ahí si encuentro puntos de articulación en algunas ideas y en alguna medida encuentro la posibilidad de “dialogar” sobre diversas cuestiones.
¿Lamentas no contar con un grupo de artistas a ese nivel en tu propio país?
-Claro. Hay cosas que siempre es bueno comentar y resolver. Cuando hay amigos hay más entusiasmo.
Sin embargo lo tienes todo muy bien armado. ¿Cómo empezaste a tener presencia en el medio internacional?>
-No tengo la menor idea. Todo se fue dando.
¿Cuándo hiciste tu primera exposición individual?
-¿Internacional?
Sin Titulo. Plata repujada
a la usanza de la platería
del S. XVIINo, guatemalteca.
-La primera fue en la galería Sol del Río hace 2 años, y la segunda en la Jacob Karpio, de Costa Rica, y ahora viene mi tercera muestra en la galería Adriana Schmidt (Colonia, Alemania). Lo que sucede es que mi trabajo no se presta mucho para muestras individuales porque cada pieza me toma cuando menos tres meses, así que para realizar una muestra individual puede ser que tenga que trabajar cinco años.
Y en cambio al ver la obra cualquiera pensaría que tu trabajo es mucho más espontáneo.
-La ventaja y desventaja de estas piezas es lo que yo llamo el efecto instantáneo. Se resuelven con cierto grado de humor; me agrada el trabajo de polaridades y contradicciones, y así al parecer la factura queda como relegada a un segundo orden, y hasta después te das cuenta, por ejemplo, de que la pieza X requirió 300 laminitas de oro...
Dime cómo incursionaste en el mundo internacional.
-Tuve una participación en la Bienal de Lima, en Perú. Fui con una representación nacional con la curadora Rosina Cazali. Ella se arriesgó conmigo, e iba un poco temerosa, pero yo no tenía ningún problema para asumir mi responsabilidad. Todo funcionó muy bien; a partir de ahí me invitaron a regresar a Perú en la Bienal Nacional, y coincidentemente en ese momento la revista Art Nexus publica un artículo (de Rosina Cazalli) de 4 páginas donde se dice que soy de los pocos artistas que se conocen de Guatemala.
Digamos que te beneficia el factor novedad.
-Totalmente. Y ahí es donde empieza a surgirme la duda de si mi trabajo se sostendría si yo no fuera guatemalteco, pero por ejemplo en Europa soy yo sin importa que sea de Eslovenia o Guatemala, y eso me gusta mucho más; me coloca en un espacio en donde lo que realmente importa es el trabajo y no la procedencia de éste. Pienso que todo es un proceso, pero te voy a decir una cosa, si estoy en las artes visuales es porque existe la posibilidad de revisarse a través de todas estas cosas.
¿Todavía te encomiendas a Dios?
-Claro, mi creencia en Dios no es por “mocho”, sino por la necesidad que tengo de una experiencia con lo divino, y la única manera que conozco de hacerle frente a esa experiencia es a través de la religión católica.
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Fecha de publicación: 30.06.2002
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