José Manuel Springer
Marina Abramovic
Marina Abramovic camina nerviosa por las escaleras del recinto donde se realiza el XX Festival Internacional de Video, en Amsterdam. No se parece a la mujer que apenas esta tarde vi en la restrospectiva de su carrera en más de 25 videos; la seguridad y la mirada fija que mantiene en sus performances en los que somete su cuerpo a las más duras pruebas de resistencia no esta hoy con ella. Vestida con una falda negra y una blusa de manga larga camina por las escaleras eléctricas observada por los que esperamos el inicio de su conferencia.
Ella también espera, camina en círculos y finalmente se dirige al auditorio. Lleva puesta una sonrisa tímida, seductora; platica con el presentador de la conferencia, finalmente se decide a empezar. Adentro hace calor, mucho calor, y la humedad perla la frente del público. El sentimiento de ansiedad inunda la sala. No es díficil que en el último momento las cosas cambien para Marina (Belgrado, 1946), la artista para quien la energía del público es el motor del performance y de su carrera. Para ella el performance es una disicplina que consiste en un intercambio de energía entre el artista y su público.
El festival de video de Amsterdam incluyó una sección especial en homenaje a esta bella mujer que con su trabajo pionero contribuyó decisivamente a definir el género. Todo artista que se precie de serlo ofrece con su trabajo la definición del medio que usa, llámese pintura, escultura o performance. Es así como el arte se convierte no solo en imagen sino también en filosofía expresada a través de la forma y el signo.
Vito Aconci
Marina Abramovic
La conferencia inicia con una cita proyectada en la pantalla del artista norteamericano Bruce Nauman: “Se dice que el arte es cuestión de vida muerte, esto puede ser melodramático, pero es cierto”; nadie mejor que Marina Abramovic para atestiguar esta verdad, varios de sus performances concluyeron cuando la vida de la artista corría peligro y fueron interrumpidos por el propio público ante el estado de trance que se apodera de la artista desde el momento que inicia su trabajo frente al público.
Marina Abramovic presenta una selección de videos que definen elcuerpo, entendido como el medio por el que se transmite el mensaje. El primer video de su selección lleva una cita, esta vez de Brancusi, el escultor rumano de principio del siglo XX: “No importa lo que hagas, sino desde que estado mental lo haces”. Marina explica que en la mayoría de sus performances lo que le interesa es captar la energía del público y devolverla al mismo. “En el performance el público es como un perro, puede oler el miedo, la inseguridad o una mala presentación. Se dan cuenta de ello”, declara.
La selección de videos esta hecha de acuerdo a partes del cuerpo humano, cabeza, torso, pies, manos. El recorrido por 30 años de performance comienza con el trabajo de Vito Aconcci. El pionero e inventor del termino Body Art aparece acostado boca arriba mientras relata una historia de un pistolero del oeste. Su mano izquierda recorre la frente, la nariz, mientras su voz recorre la sala.
Abramovic domina el escenario con su figura, su tono es irónico y bromea de vez en cuando. Invita al público a quitarse la ropa para aliviar el calor. Alquien avienta una chamarra al escenario. Risas. La presentación continúa con el video de una performancera alemana de los 70 que sostiene un espejo frente a su cara sin mover un solo músculo. De repente estrella el rostro contra el espejo. Fin de la secuencia.
Varios de los performances de Marina son así, acciones que demuestran la capacidad del cuerpo para soportar el frío, el dolor físico, el desequilibrio. Desde 1976 trabajó con su pareja, el holandés Ulay. Entre ambos realizaron performances que cada vez más ponían en riesgo sus vidas y generaban la desesperación del público o el total extrañamiento. Aún al verlos en los videos es posible sentir angustia por el destino de estos dos artistas. “El verdadero arte tiende a ser desestabilizador”, señala Abramovic con el grave tono de su voz. A continuación presenta un video de un artista japonés que intenta tragarse el micrófono de una cámara de video, el dolor está reflejado en su rostro. El siguiente video es de una mujer que se mete un puño entero a la boca y el siguiente es un video de la instaladora alemana Rebeca Horn en el cual se corta el pelo con dos tijeras simultaneamente mientras un narrador relata la pelea de las serpientes diamante. En todos está presente la capacidad del cuerpo para someterse al castigo y la tensión.
Para muchos, el trabjao de Abramovic y Ulay (1976-1988) es el epítome del Body Art. La tensión que juntos crearon con sus performances de resistencia física es una forma de limpieza del cuerpo hasta un punto casi budista de eleminación del propio ser. Esta actitud es compartida hoy por los performanceros chinos contemporáneos. "Grito" es el nombre de uno de los performances que exploran la capacidad de la voz. En él, Marina y Ulay se gritan durante 45 minutos hasta perder la voz completamente. Para otros el performance se ha ido a menos desde que las ideas de los performanceros fueron secuestradas por producciones tipo Jack Ass de MTV.
Videoarte y cuerpo
Video presentado por Marina Abramovic.
Rebecca Horn.
La historia del videoarte en los últimos años forma parte del núcleo central del Festival de Amsterdam. Obras como la video-instalación del libanés Atlas Group Project, un colectivo frmado por los artistas Walid Ra’ad y Akram Zaatori es más cercana a la estética de un archivo histórico que a un proyecto estético. El Atlas Project documenta la historia de Líbano, recopilando la historia de la cultura audiovisual del mundo árabe, que en Occidente solo se conoce recientemente y de manera fracturada a través de los reportes noticiosos de las cadenas televisivas occientales. Atlas Project toma imágenes de la gente, de archivos fotográficos familiares, como un documento entnográfico, para crear una historia de la vida privada y sus puntos de contacto con la violencia y la guerra que rodea a esa nación.
Desde una estética mas tradicional la videoinstalación de los artistas belgas Anne Quirijnen, Peter Missoteen y Ann-Marie Lambrechts, propone un ballet subacuático de gran belleza que recuerda en mucho a los trabajos de Bill Viola. La coreografía de cuerpos desnudos sumergidos en piscinas transcurre lentamente acompañada de una voz que repite insistentemente la frase “Everything will be allright”.
Eduardo do Santos de Brasil, invitado especial del festival y la sudafricana Minette Vari proponen respectivamente una visión que surge de la alienación de la realidad, de la traducción de la vida cotidiana a una ficción, en la que se comibinan valores tradicionales y tabúes modernos, a través de imágenes seductoras proyectadas sobre objetos.
Mientras los más recientes videos de Marina Abramovic recuperan el baile (Mambo, 2002), y el murmullo de la voz humana (After de Waterfall,2003), dando una inesperado giro a su trabajo performancístico, alejándose del autosacrificio y el masoquismo de sus últimos performances sola, la restrospectiva del festival, el mas importante de Europa, ofrece una visión de la guerra y de los conflictos en el mundo actual, dejando de lado los efectos especiales y las historias épicas a las cadenas noticiosas como la CNN.
Marina y Ulay. Performance
"El grito".
Anne Quirijnen, Peter Missoteen y Ann-Marie
Lambrechts.
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