Irene Dubrovsky: MAPAS DE LA ALTERIDAD
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Irene Dubrivsky

 Mapas de la alteridad

Todo es presencia,
todos los siglos son este presente..
 Octavio Paz

¿Qué poder o importancia tiene mirar un mapa a través de la impresión de un artista? Es el poder de reconocernos y de pertenecernos como seres humanos, de reconocer la otredad como una fuerza unificadora y no de zozobra. Al menos así lo demuestra la obra de Irene Dubrovsly que, a través del tejido, ha logrado tramar una sugestiva relación entre la mirada y la imagen: la realidad y significación del arte y del mundo mismo. 

A partir de elementos formales y tecnológicos como la plataforma de Google Earth o los mapas de conexiones áreas, la artista logra una dualidad ecléctica que conlleva a un estado espiritual y racional posibilitando que nuestras miradas recreen visiones incompletas para comprender el espíritu y la forma velada de la experiencia estética.

Las obras de Irene Dubrovsky transitan entre lo figurativo, lo abstracto y lo geométrico para generar juegos opticos y tridimensionales que son matemáticamente brillantes y estéticamente perturbadores; así imposibilita la naturaleza de la obra que no puede clasificarse como pintura, ni como arte objeto ni como tapiz ni collage, ni dibujo; y sólo puede posicionarse como una gloriosa manifestación del arte contemporáneo.

Por otra parte, empleando materiales como la pintura acrílica, la madera, la tela y el papel artesanal, enuncia poéticamente la huella de la configuración natural y artificial del planeta que habitamos y transitamos;  recrea las posibilidades abstractas y arquitectónicas que moldean un paisaje que puede ser redescubierto por el espectador, un espacio que es arrasado por la crisis del capitalismo y las grandes utopías geopolíticas. Mapas que reclaman cuestionarnos nuestra contemporaneidad. Así, la manera en que Dubrovsky se apropia de la información, como es el caso de las rutas áreas, denuncia y hace evidente que el sur ya no es una categoría geográfica sino una condición de comunidad. Resalta gráficamente las zonas del planeta en las que no existe comunicación área con el resto del mundo; ya sea porque se conserva como un oasis natural o evidencia que es una zona que ha sido desdeñada por las grandes economías mundiales.

Sin duda la obra de Irene Dubrovsky es un gran tejido que envuelve y vuelve a coserse, se transmuta en la invención del espectador,  la invención del otro; en recordar que a través del arte podemos ser mejores seres humanos.

Octavio Avendaño Trujillo
Crítico de arte y curador

fecha de publicación: 27.08.2012