Cindy Sherman: el artificio de la identidad

MOMA

Genoveva De La Peña

Few artists embrace their contradictions so easily
Simon Hattenstone

Cindy ShermanEl Museo de Arte Moderno de Nueva York presenta actualmente la muestra retrospectiva Cindy Sherman. En el catálogo de la exposición encontramos un texto introductorio de la curadora Eva Respini, titulado: Will the real Cindy Sherman please stand up? ("¿Se pondrá de pie la verdadera Cindy Sherman?")

Críticos y curadores se han formulado una y otra vez la misma pregunta: "¿quién es la verdadera Cindy Sherman?" Respini considera que esta es una pregunta inevitable, pero inapropiada, pues afirma que es justo el anonimato de la propia Sherman lo que distingue su obra. 

En las fotografías de Sherman todo es "creado", manufacturado, nada es espontáneo. No se trata, en su caso, de atrapar personlidades, ni de capturar momentos, sino de la creación meditada de imágenes, tras las cuales podemos por supuesto, encontrar al personaje de la vida real que le corresponde. Siendo su propia modelo durante más de cuatro décadas, esta artista es audaz cuando se trata de integrar y disintegrar la realidad. Ella misma se maquilla, se viste, se peina, crea el escenario deseado y toma la fotografía. 

Sherman explora su propia identidad a través de la caracterización de un sinfín de personas. Reconoce en una entrevista que durante los años sesentas y setentas, siendo adolescente, estaba obsesionada por la apariencia. Vestirse, cambiarse y transformarse de personaje en personaje no era tanto una forma de escapar de la realidad, sino de ofrecer al otro la opción de una nueva posibilidad de aceptarla.

No estoy segura si en este caso podemos hablar de representación como tal, ya que Sherman nunca retrata directamente de la realidad un modelo, un objeto o una persona. De lo que se trata es de la creación ex profeso de una imagen: la suya propia. La mayor parte de su obra se centra en presentar una multiplicidad de estereotipos femeninos de la sociedad norteamericana. Pocas veces caracteriza figuras masculinas y cuando lo hace está haciendo alusión a artistas que en otros momentos de la historia del arte retrataron a hombres como modelos en sus obras, como en el caso del Bacco de Caravaggio.

Cindy Sherman

Cindy Sherman Cindy Sherman

Sherman empieza a destacar en la escena del arte en los años setentas con su serie "Untitled Film Stills", que llevó a cabo de 1977 a 1980 plasmando estereotipos de mujeres de los Estados Unidos en los años cincuentas y sesentas. En esta serie, muestra diferentes clichés femeninos representados en los medios de esa época. Posteriormente exploró ideales contemporáneos sobre lo femenino y la belleza, la sexualidad, el poder y la violencia. 

Más adelante,  su imagen desaparece de sus fotografías, como lo muestra la serie Disaster en donde utiliza prótesis, desechos y excreciones corporales dando como resultado una sensación de absoluta nausea y decadencia.

Simon Hattenstone, en 2011 escribe en un artículo en The Guardian:

"She was a dream for cultural studies professors the world over. She took photos of herself that were anything but self-portraits; photos that stuck two fingers at the then received wisdom that the camera never lies – her camera always lied. And, through her deceits, she looked for truths about identity, vulnerability and power. The feminists claimed her as theirs, as did the postmodernists, the post-structuralists, the post-everythings. But there was nothing clean or prescriptive about her art. Sherman's work has always been a vibrant mush of ideas".[1]

Cindy Sherman Cindy Sherman

Como parte de la retrospectiva considero especialmente recomendable  la serie de Ornate History Portraits / Old Masters (1989-1990). En ella Sherman se desplaza cómodamente entre tres niveles de "representación": la mujer, artista contemporánea, pretendiendo caracterizar al dios pagano retratado por un artista masculino de otra época. El uso de los gestos, la posición de las prótesis exageradas y mal colocadas, las pelucas, etc, dan como resultado una visión irreal de las personas que aquí figuran. Destacan rasgos del cuerpo humano alterados considerablemente en cuanto a su forma y tamaño, y distorsionándolos, Sherman pone a consideración, de nueva cuenta, estándares de belleza clásicos relacionados al cuerpo y la belleza femeninos. Refiriéndose a esta serie, la artista declara haber tratado sus fotografías como constructos artísticos, tal como se hace hoy en día en las revistas de moda.

Cindy Sherman

Contrastan en la exposición dos salas. En la primera encontramos una serie de payasos y en la segunda, retratos de mujeres millonarias de la alta esfera social norteamericana. Los payasos se presentan simples, como lo que son: personajes, que caricaturizan actitudes y estados de ánimo mediante exageraciones faciales. Nunca diría que los payasos son alegres, pero intentan alegrar al público poniéndose mucho maquillaje, narices rojas, pelucas de colores... ejerciendo su casi obligatoria misión de hacernos felices a partir de la construcción de algo que no son. En la sala de al lado, encontramos a una serie de mujeres elegantemente ataviadas y maquilladas casi como los payasos, representando algo que probablemente tampoco son, pero que anhelan ser; posando desde sus lugares de grandes damas de sociedad en escenarios ostentosos. Estas imagenes, a pesar de no estar inspiradas, según Sherman en una mujer en específico, son enteramente familiares dentro de una cultura obsesionada por el consumo, la juventud y el estatus. Ahí, frente a sus mansiones con rotondas y fuentes, dejan ver su vulnerabilidad tras el maquillaje, la ropa y las joyas.

Gran parte del éxito de las fotografías de Cindy Sherman radica en que presentan situaciones y personas que en verdad no existen, y sin embargo son muy reales.

Incluso cuando no se trata de un trabajo autobiográfico, la investigación que Sherman lleva a cabo a lo largo de su trayectoria como artista consiste en una búsqueda de identidades, en la naturaleza de la representación, o quizá más bien de la autorrepresentación.

La obra de Cindy Sherman me interesa en cuanto a su función constructora de un vínculo de identificación. Más que detenernos en la técnica o en el contenido de las imagenes, la obra de Sherman nos hace pensar en las posibilidades de la apariencia, en la capacidad de hacernos pasar por algo, o por alguien.

En su tránsito de caracterizar diversas personas, Sherman crea imágenes a partir de las cuales inventa personas, pero al mismo tiempo se reinventa a sí misma.

Rescato y celebro la capacidad de inventarse y a través de esta búsqueda de seres creados reafirma la posibilidad de identificar con gran precisión su propia personalidad.

Sus fotografías son construidas minuciosamente a partir de todo aquello que se exhibe en los medios en el mundo contemporáneo y ello me lleva a reflexionar en lo siguiente: Tenemos al alcance suficientes medios para construirnos, para representarnos, para caracterizar e incluso protagonizar lo que no somos, lo que queremos aparentar, lo que deseamos hacer parecer. Podemos modificarnos y transformar nuestra propia imagen a placer. Este ejercicio nos lleva a cuestionarnos quiénes somos y qué permanece de lo que representamos... nos invita a reconocer las fuerzas contradictorias dentro de cada uno de nosotros. Podemos ser lo que queramos, podemos parecer lo que se nos antoje. Podemos incluso, transformarnos en un ideal.

Para lograr esto, Sherman se vale de la complicidad de la fotografía. Poniendo resistencia ante la interpretación, Sherman reconoce como constante en su obra el análisis de los conceptos de identidad y género.

Cindy Sherman Cindy Sherman

Su trabajo reciente consiste en un foto mural colocado a manera de papel tapiz a la entrada de su retrospectiva. Anteriormente esta pieza fue presentada en la Bienal de Venecia (2011) y ahora es recreada para este sitio. En este mural de cinco y medio metros de altura, Sherman no usa maquillaje para hacer las fotografías, sino que deforma sus rasgos originales creando personajes colosales vestidos con trajes extraños que provienen de algún cuento de hadas.

Si buscan en la red, bajo la entrada de Cindy Sherman, encontrarán imagenes de la artista que indican: Cindy Sherman como ella misma (as herself)  pero estas escasas fotografías de la artista, poco tiene que ver con lo retratado por su cámara. La retrospectiva está conformada por 170 imágenes. Algunas son tiernas e ingenuas, unas divertidas, otras perturbadoras y grotescas. Confieso que al salir, de cierta forma tranquiliza saber que no existen.

Cindy Sherman



[1] The Guardian. Enero 2011 Simon Hattenstone, Me, myself and I.
"Era un sueño para los maestros en estudios culturales de todo el mundo. Tomó fotografías de sí misma que eran todo excepto autorretratos; fotografías que le pintaron dos dedos a la entonces aceptada sabiduría de que la cámara nunca miente - su cámara siempre miente. Y mediante sus engaños, buscó verdades acerca de la identidad, la vulnerabilidad y el poder. Las feministas la reclamaron como suya, así como los postmodernistas, los postestructuralistas y los post-todo. Pero no había nada limpio o normativo respecto a su obra. Su trabajo siempre ha sido un enjambre de ideas".
Traducción de la autora.
FOTOS obra: http://www.moma.org
FOTOS calle: Genoveva De La Peña
La exposición Cindy Sherman puede visitarse hasta el 11 de junio 2012.

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Fecha de publicación: 28.04.2012