De la rabia sagrada a la cachondería del material.
Obra de Rosario Guillermo

Replica21

José Manuel Springer

Rosario GuillermoCorazón colorido.

La cerámica es el más noble de los materiales. Por su maleabilidad, sobrepasada únicamente por el oro, la cerámica se presta para moldear la forma en cualquier sentido y con cualquier acabado. Por esta razón Rosario Guillermo ha utilizado la arcilla desde que en la escuela de arte descubrió que podía dibujar y que sus dibujos podrían convertirse en formas tridimensionales. Gerda Gruber, la escultora austriaca y maestra de la materia en la ENAP, descubrió la inclinación de Guillermo y favoreció el fruto de su talento.

Desde que Rosario se entregó a la cerámica su imaginación estuvo envuelta por una figura central: la Coatlicue, el gran monolito de esta diosa que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología. “Para mi visitar el museo de antropología era disfrutar, festejar, complacerme”, señala la artista oriunda de Yucatán. Por cualquier lado que se le vea, por la herencia de la tradición que le viene de los mayas o por su fortuna para encontrar mentoras de la talla de Gruber, Rosario Guillermo ha tenido el talento para combinar sus impulsos con las influencias asumidas, y proporcionarnos una escultura que comparte las características de la estatuaria religiosa prehispánica y las rebasa.

Además de mirar al pasado y creer fielmente en el medio que utiliza, Rosario Guillermo ha explorado una veta muy personal de la imagen escultórica. Me refiero a la forma orgánica, que fluye en todos sus trabajos y la vemos en todas y cada una de sus exposiciones, desde l990 a la fecha. La forma escultórica en la obra de Rosario se divide en dos grandes grupos: la forma mimética que responde a la naturaleza, al cuerpo humano, a los miembros y fragmentos del cuerpo, y la forma simbólica que usa para irrumpir dentro de la cerámica.

Rosario GuillermoNuestra Satísima Señora
del Clítoris.

Rosario GuillermoDe lo cotidiano.

Rosario GuillermoYo soy mi casa.

Rosario GuillermoDivinidad divina.

En alguna conversación que tuvimos le pregunté a la autora qué pensaba de la división del mundo en opuestos: masculino-femenino, día-noche, caliente-frío. Ella me respondió que el mundo visto desde ese punto de vista le parecería aburrido. “Debe haber algo que elimine las diferencias, que acerque a los opuestos y que los haga convivir en una fusión”. Estas razones bastan para explicar el código de belleza que ha creado la escultora en su obra. Desde sus títulos que aluden a santos canonizados por ella misma (Nuestra Santísima Señora del Emperifolle, 1999) hasta la separación de las formas dentro de una escultura, el contenido último de la escultura está dado por la fusión.

Dentro de la obra de Rosario Guillermo hay lugar para lo sagrado y lo humorístico (qué decir de un título como Nuestra Santísima Señora de la Solemnidad, 1999). No se deja llevar por la idea grandilocuente de desempolvar la tradición prehispánica, antes bien utiliza esos motivos geométricos, que la han acompañado en toda su carrera, para hablar de sí misma con una cierta holgura y cachondería. Por ejemplo, Diosa de la plenitud (1996) es una escultura que inequívocamente alude a un juguete erótico con tres protuberancias erectas. Esa es quizá la parte que más me gusta de su obra, el desenfado, la soberbia mesurada con la que se asume con una mujer que sabe lo que es y le gusta ser lo que es.

Pocos se atreverían a pensar en la cerámica como la gran puta de los medios plásticos. Hay demasiadas conciencias que podrían estallar y son muchos los que defienden la pureza del medio. Rosario Guillermo por el contrario; habiendo descubierto la escultura en madera y piedra de dos grandes, Constantino Brancusi y Luis Ortiz Monasterio, se enlaza con ellos en maridaje a tres y va a parir una escultura que resume la estética de la escultura moderna del siglo XX: arcaica, voluptuosa, desenfadada y desafiante. En este terreno no hay quien pueda disputarle el lugar que merecidamente se ha ganado en México y Europa, como la más enjundiosa escultora de su generación.

 

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Fecha de publicación: 26.02.2004